Los científicos estudiaron el funcionamiento del cerebro cuando se escucha música y se sorprendieron de la cantidad de zonas del cerebro que se estimulaban.
Pero cuando estudiaron el cerebro de aquellos que se dedican a interpretar y tocar algún instrumento se dieron cuenta la cantidad asombrosamente rápida de procesamiento de información en secuencias complejas que realizan.
El sonido está lleno de información útil acerca del entorno y acerca del prójimo. Para extraerla e interpretarla el cerebro no actúa como una simple grabadora, que recibe una señal y la registra tal cual, sino que distribuye el estímulo sonoro a diversas regiones del encéfalo, donde se llevan a caso los procesos de reconocimiento e interpretación.
Notas y neuronas
Según Robert Zatorre, neurocientífico del Instituto Neurológico de Montreal, las actividades musicales —escuchar, tocar, componer— ponen a funcionar casi todas nuestras capacidades cognitivas. Muchos neurocientíficos se interesan en la neurofisiología de la música porque ésta puede revelar muchas cosas acerca del funcionamiento general del cerebro.